jueves, 26 de septiembre de 2013

No era un encontrarte, tan solo un buscarte.

-Mi alma me pesaba demasiado, pesaba más que cuando contenía algo, porque ahora solo contiene un aire viciado… como adulterado.
Ya a nadie le importa si tengo como guardaespaldas a un ejército de soldados Terracota o si estos son en miniatura;
Descubro que LA Lluvia destiñe mientras, con los sentidos extraviados, mi ser se difumina…se va enganchado al botón de alguien mas.
Un día, para nada especial, como una niña HUÌ.
Sucedió que, me rompí más por dentro, porque como común en mí, me dieron miedo los pares de ojos escrutadores y hostiles que lanzan rayos sin filtro con el fin de matar.
Solo me llenaron de susurros, desconfianza y vacilaciones.
Me dirigí, en verdad, al lugar que yo más fui, y en el que más quería estar.
Por lo que camine, con el viento helado de la madrugada sobre mis mejillas sin pintar, con rumbo fijo, y sin ninguna idea ordenada, más aun con la sensación de que aquello estaba tan mal y se sentía tan bien.
Fueron las calles que me separaron entre lo que TENIA que hacer y lo que QUERIA hacer.
No era un encontrarte, tan solo un buscarte.
Creo que me sentí con la necesidad de saber que estabas bien, que seguía gustándote el mismo sabor de café, que permanecías con tu caminar despreocupado y que seguías siendo la Terminal de música que siempre fuiste.
No quería hablarte, solo el esperar verte pasar iniciaba mi buscar.
De manera que desde la cuadra de enfrente, miraba agazapada y escondida a la espera, como un francotirador que se ancla inmóvil hasta tener su objetivo en la mira;
Buscaba mirarte, imaginando tu esencia sobre mi piel, mirándote imaginaba que me buscabas, sin poder mantenernos las miradas y al mismo tiempo procurarnos prendernos de nuestras pupilas.
Aunque la realidad mas cruda es que con cada aurora y con cada sonido de las plantas crecer Muero en ansias por tu pecho, incluso reclamo cada pliegue de ti que conozco.
Pero, en mi divagar sin razón y utópico, las murallas se alzan ante mi, tan puntual en hora, bajando, pisando los peldaños para golpearme en la cara, mostrarme lo mal de mi correr y correr interior y en lo para nada especial de aquella mañana.
Ante el reconocido sentimiento de miedo por ser descubierta, mirando y soñando con mirarte, me doy la vuelta, aparto a mirada vencida y acobardada.
NO te vi, NO saliste, NO estabas… yo solo ponía espacio entre nosotros.
Perdóname, cariño, fue este impulsivo corazón que me fue dado y seducido por tus manos.


                                                                                                       Noemí, lulita.
                                                                               Mi jardín de  libertad,
                                                                                         corresponde allí y solo allí.


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