El
nudo comienza en el estomago, se queda allí un rato revoloteando,
creciendo, avisando que esta allí, que busca.
Oprimiendo como si estuviese todo vacío y revuelto, casi desprendido.
Primero pensaría que el pantalón aprieta, este es el centro de la incomodidad pero no, las simple pollera produce lo mismo y de repente sube, un poco entre los pulmones, enmarañado entre los huesos y el corazón latente.
Me equivoco otra vez, tampoco es eso , no son los comunes frívolos sentimientos sanguíneos, es más ,es casi palpable, me pongo ansiosa necesito saber que es… Todavía lo ignoro , me pongo a leer, hacer que otros personajes me sobrevuelen la mente ,espiar sus pensamientos, porque los míos están tan desordenados que ni las palabras mas volcánicas lo abarcan.
Eso sigue ahí, casi como un personaje de Cortázar, una naturaleza oculta que ni el ser en cuestión reconoce, empuja por asomarse en mi garganta, aunque no la dejo salir, me oprime, se estrecha a medida que decido a hablar, a contarlo.
Ya está en mis labios, lo sé, puedo sentirlo.
Podría decirlo mirando aquellos ojos directamente sin moverme, y acabar con todo, pero no... parece que tengo labios demasiado tenaces que hasta se le rebelan ante su dueña.
Así que no lo digo ,queda en mí ,no hay nada más que pueda hacer; porque al fin de cuentas ni siquiera yo se que podría suceder si se desprende de mi de una buena vez aquello que esta en mi.
creciendo, avisando que esta allí, que busca.
Oprimiendo como si estuviese todo vacío y revuelto, casi desprendido.
Primero pensaría que el pantalón aprieta, este es el centro de la incomodidad pero no, las simple pollera produce lo mismo y de repente sube, un poco entre los pulmones, enmarañado entre los huesos y el corazón latente.
Me equivoco otra vez, tampoco es eso , no son los comunes frívolos sentimientos sanguíneos, es más ,es casi palpable, me pongo ansiosa necesito saber que es… Todavía lo ignoro , me pongo a leer, hacer que otros personajes me sobrevuelen la mente ,espiar sus pensamientos, porque los míos están tan desordenados que ni las palabras mas volcánicas lo abarcan.
Eso sigue ahí, casi como un personaje de Cortázar, una naturaleza oculta que ni el ser en cuestión reconoce, empuja por asomarse en mi garganta, aunque no la dejo salir, me oprime, se estrecha a medida que decido a hablar, a contarlo.
Ya está en mis labios, lo sé, puedo sentirlo.
Podría decirlo mirando aquellos ojos directamente sin moverme, y acabar con todo, pero no... parece que tengo labios demasiado tenaces que hasta se le rebelan ante su dueña.
Así que no lo digo ,queda en mí ,no hay nada más que pueda hacer; porque al fin de cuentas ni siquiera yo se que podría suceder si se desprende de mi de una buena vez aquello que esta en mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario