sábado, 25 de diciembre de 2010

No es solo de los celebres escritores  el sentir remolinos, ventosos borbotones que difieren en su aire y se encuentran y chocan cual fiera guerra espartana,
si… es por esto que fueron inmortalizados por: inaugurar las batallas de palabras, o por decir simplemente y sin anticipos: esto es mi guerra y es negra, cruenta con mucha bajas pero es  interna. ¿Por qué es solo de los consagrados el poder decidir si divagar por las alturas o los lares subterráneos? ¿Es que no es terreno de todos el de la palabra escrita y más aun no es terreno de todos el de los conflictos emocionales cuya única solución posible son las palabras?
¿Por qué solo ellos pueden escribir desde Alejandría, roma, Barcelona, en ataviadas engalanadas y emperifolladas bibliotecas o desde áridos, atribulados y atormentados paisajes?
¿Es que es un don, un tacto, una sensibilidad? ¿Son unos ojos distintos o son solo sus meras percepciones que son mejores?

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